Los artistas que hemos conocido y aceptado el Evangelio, tenemos un plus…que no sólo nos quedamos en el diagnóstico de situación, sino que además el Señor nos regala ver la solución…todo lo bello que hay en el mundo es obra de Cristo…cuánto más el artista que se deja inspirar y mover por Él!…por eso, si hay algo particular que le toca al artista católico es transmitir BELLEZA…(AMOR) y sin ánimos de criticar, hay mucha música llamada cristiana en nuestros días que justamente carece de belleza…
En la misa rezamos “Señor ayúdanos a discernir las señales de los tiempos, inspíranos el gesto y la palabra oportuna”…creo que esta es la tarea fundamental de todo artista católico, intentar comprender a la luz del Espíritu el tiempo presente, dejarse inspirar el gesto, las notas, las letras oportunas, y ser protagonista del tiempo de la historia en el que le toca vivir…por eso, ojalá que a la luz de estos tiempos malos, sepamos ser esa BELLEZA OPORTUNA que nos pide el Señor ser…esa SAL y esa LUZ de la tierra…más allá de nuestros pecados, miserias y limitaciones…sabiendo que llevamos el tesoro en vasos de barro…estaría bueno también no cerrarnos a la otra música que hay en el mundo y que también es obra de Dios, no hablo de aquella música que ofende nuestra fe, sino aquella que moviliza el corazón y que nos vuelve sensibles al amor…abiertos a la vida…hay miles de canciones bellas en la historia de la música, no nos cerremos ni nos encerremos en la Iglesia, sepamos encontrar todo lo bueno, lo noble, lo bello que hay también en aquellos, que tal vez sin saberlo, están llenos de Dios adentro, aunque estén fuera de los Templos…abrirse al otro sin por eso resignar lo que uno es…sabiendo quiénes somos…hacer como bien nos enseñó nuestro amado Papa Juan pabloII cuando convocaba al vaticano a los artistas de todas las creencias, pero en los cuales había germen de amor, de vida, de esperanza, de justicia…no caigamos en el fanatismo y malsano celo de creer que Dios sólo sopla en los cristianos…porque Él es Dios de toda la Tierra y ama a todos los hombres… Les comparto una canción de Juan Carlos Baglietto…y ojalá no olvidemos que somos luz, luz de amor para el mundo…
NO OLVIDES QUE UNA VEZ TU FUISTE SOL
No olvides que una vez tú fuiste sol,
no olvides ni la tapia, ni el laurel;
no dejes de asombrarte al asistir
a un nuevo nacimiento en tu jardín.
No pierdas una ventana,
no entregues tus mañanas
de aguaceros y juegos,
ni desentierres tesoros viejos.
No ocultes lo que ayer se te ofreció,
no escondas ni la pena ni el dolor
no dejes que una nube diga ”adiós”,
no caigas a pedazos,**
no ocultes tu diamante.
No entregues tu perfecto amanecer,
ni tus estrellas, ni tu arena, ni tu mar,
ni tu incansable caminar.
Vete de nuevo hasta el arroyo
donde está tu mejor canto.
Y ve,
cálmale la sed a tus enormes prados,
no permitas que se pierda tu cosecha,
hoy, que hasta la lluvia fiel no te ha escuchado,
busca tu raíz.
Y dale la caricia a la que siempre espera,
la única manera de hacerla que vuelva
a ofrecerte frutos hasta en el invierno.
Y no olvides que una vez tú fuiste sol.
Y ve,
desata esos diques de corrientes presas,
déjate llevar y vuelve a ser jinete,
baja hasta tus valles de palomas sueltas,
que éste es tu país:
donde están tus riendas,
donde está tu espuma,
donde abandonaste tu camino entonces,
donde naufragaste,
haz nacer mil rosas.
Y no olvides que una vez tú fuiste sol
no olvides ni la tapia, ni el laurel;
no dejes de asombrarte al asistir
a un nuevo nacimiento en tu jardín.
No pierdas una ventana,
no entregues tus mañanas
de aguaceros y juegos,
ni desentierres tesoros viejos.
No ocultes lo que ayer se te ofreció,
no escondas ni la pena ni el dolor
no dejes que una nube diga ”adiós”,
no caigas a pedazos,**
no ocultes tu diamante.
No entregues tu perfecto amanecer,
ni tus estrellas, ni tu arena, ni tu mar,
ni tu incansable caminar.
Vete de nuevo hasta el arroyo
donde está tu mejor canto.
Y ve,
cálmale la sed a tus enormes prados,
no permitas que se pierda tu cosecha,
hoy, que hasta la lluvia fiel no te ha escuchado,
busca tu raíz.
Y dale la caricia a la que siempre espera,
la única manera de hacerla que vuelva
a ofrecerte frutos hasta en el invierno.
Y no olvides que una vez tú fuiste sol.
Y ve,
desata esos diques de corrientes presas,
déjate llevar y vuelve a ser jinete,
baja hasta tus valles de palomas sueltas,
que éste es tu país:
donde están tus riendas,
donde está tu espuma,
donde abandonaste tu camino entonces,
donde naufragaste,
haz nacer mil rosas.
Y no olvides que una vez tú fuiste sol
No hay comentarios:
Publicar un comentario